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El fisioterapeuta boliviano David Pomarino patentó en Alemania una plantilla
que permite corregir una anomalía genética en los pies que obliga a caminar de puntillas.
El producto ya ayudó a 3.000 menores, según manifestó el profesional y como se puede apreciar en la página web www.ptz-pomarino.de , disponible por ahora sólo en alemán. Estudió fisioterapia en Hamburgo, donde luego fijó residencia y fundó un centro de investigaciones para problemas de biomecánica “que estudia el funcionamiento de la mecánica del cuerpo. Nosotros investigamos y tratamos las dolencias a través de las posturas del cuerpo, y luego vemos cuál es la solución más adecuada”.
El Centro PTZ Pomarino trabaja en un 90 por ciento con niños, puesto que las patologías biomecánicas se advierten desde que el menor empieza a caminar. “Funciona hace tres años y realiza estudios y tratamiento especialmente a los niños que andan de puntillas, que sufren de displasia de caderas y de pie plano”.
Pomarino, paceño de 31 años, estudió en la Universidad de Leipzig en Hamburgo, donde ya dio con el problema “cuyo nombre no hallo traducción para el español, es simplemente una anomalía al caminar”. Una vez recibido y luego de un estudio en 3.600 menores, estableció que el 7 por ciento de los niños alemanes padece el mal, originado en un desorden genético que afecta a músculos, huesos y ligamentos, por lo que empezó a trabajar hasta desarrollar la plantilla fabricada con velast, una goma plástica, y que patentó en 2003.
Desde entonces PTZ Pomarino — en el que trabajan 11 personas entre fisioterapeutas, físicos, biotecnólogos y pediatras — logró que el 70 por ciento de los pacientes obtuviera resultados satisfactorios. “Es una efectividad alta para un producto medicinal, y ello permitió que el seguro de salud alemán lo reconozca y, por consiguiente, que 3.000 niños lo empleen”, comentó.
El centro tiene 12 publicaciones referidas a investigación en biomecánica y fisioterapia, y Pomarino informó que en dos años prevé publicar el estudio final sobre los niños que caminan de puntillas en la revista de ciencia y medicina Science, una de las más importantes del mundo.
El joven profesional se mostró muy interesado en difundir su descubrimiento en Bolivia. “Lamentablemente no encuentro los contactos necesarios a pesar de que la Embajadora del país en Alemania hace un tiempo se interesó bastante. Hasta el día de hoy sigo esperando que organicen algo para que la gente puede enterarse”, finalizó.
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